Comentario
El último período de la época oscura, a partir de las grandes migraciones en que los griegos cruzaron el mar Egeo, los puso en contacto en Asia con los pueblos del interior, que a su vez se hallaban en contacto con las culturas del Próximo Oriente. Por eso, "La Iliada", fraguada definitivamente en la península de Anatolia, punto final de una tradición que recoge de una parte la herencia micénica, constituye de otra el resultado de ese encuentro de culturas. La aparición de griegos y de asiáticos en el famoso catálogo del canto II revela cómo el inicio del panhelenismo es más bien la aparición de la conciencia de una identidad cultural que poco a poco comenzará a disolverse, precisamente a partir de ese momento. Mazzarino identificaba esa conciencia con la generalización del uso del término jonios. La cultura jónica, como término que encuadra culturalmente a los griegos de Asia Menor, se forma paralelamente a la recuperación de los pueblos que se identifican como consecuencia de las alteraciones de la crisis del siglo XII. Tras la desaparición del imperio hitita, parecen cobrar nueva vida poblaciones anteriormente sometidas, identificadas con los luvitas que, para algunos, pueden considerarse idénticas a los pueblos que combatían en "La Ilíada" del bando troyano.
Por otro lado, las tradiciones revelan desde muy pronto la presencia frigia, como pueblo que llegó a configurar un reino basado en el control de los metales, que se presenta como heredero de tradiciones hititas y hurritas. La leyenda del rey Midas, que sufrió como castigo las consecuencias de haber obtenido que se cumpliera su máxima aspiración, que todo lo que tocara se transformara en oro, se convirtió para los griegos de la edad arcaica en paradigma de los peligros que podía traer consigo la obtención de riquezas al estilo de los orientales. Así llegaron a ser a la larga las relaciones entre unos y otros, atractivas, pero con diferencias marcadas en el plano de la ideología y de los principios regidores del comportamiento. Los frigios sirvieron de enlace con el posterior reino de los lidios, que entraran en relaciones conflictivas con los griegos asiáticos de la época arcaica. Las tradiciones griegas hacían de Midas, por otra parte, un rey filohelénico, casado con una griega, el primer extranjero que envió una ofrenda al santuario de Delfos.
Todos estos contactos, junto con los realizados a través de los mercaderes fenicios, son los que explican la presencia de un impulso oriental en el renacimiento con que acabó, en el siglo VIII, la edad oscura de los griegos. Aquí se produce una cultura original, pero en ella están presentes elementos aglutinantes y estimulantes, al tiempo que aspectos formales, que proceden del rico mundo cultural del Próximo Oriente, continuación y renovación de una civilización ya milenaria.